Inteligencia artificial en farmacia: usos y retos reales

Introducción
La inteligencia artificial (IA) lo inunda todo. No nos vamos a engañar, es un poderoso recurso de marketing tanto para la venta de tecnologías de consumo (teléfonos, pequeños grabadores, ordenadores… hasta mi lavadora tiene IA) como para cientos de herramientas y de programas informáticos que te prometen “solucionar tu vida” y advierten de que “estás perdiendo el tiempo” si no empleas dichos softwares.

Humos aparte, el papel que está ejerciendo esta tecnología es indudable, desde vislumbrar la desaparición de las barreras del idioma, hasta la gestión inteligente de nuestro día a día, tanto de forma personal como profesional. De hecho, está siendo tan importante esta inteligencia artificial que se han concedido incluso premios Nobel. En 2024, se le concedió a Alphafold, una inteligencia artificial que se encarga de predecir el plegamiento de las proteínas a través de su secuencia de aminoácidos, pudiendo descubrir estructuras que pueden ser dianas farmacológicas cuyo descubrimiento, hasta ahora, habría llevado años de investigación (con sus correspondientes inversiones económicas).

Con lo que la inteligencia artificial ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta presente en nuestro día a día. Desde el móvil que utilizamos para organizar la agenda hasta los sistemas de recomendación que nos sugieren contenidos, la IA se ha integrado de forma natural en nuestras rutinas (a veces de forma imperceptible).

¿Pero qué clase de implicaciones puede tener esto para el farmacéutico comunitario? ¿Qué dilemas éticos y limitaciones presentan estas tecnologías? ¿Cómo puedo empezar a emplearlo?

Para los farmacéuticos comunitarios, la inteligencia artificial representa una oportunidad única. No se trata de un tema lejano o exclusivo de grandes hospitales, sino de una realidad que ya está tocando la gestión, la comunicación y la atención al paciente en la farmacia de barrio, en la de pueblo, en la grande y en la pequeña. La cuestión clave no es si la IA va a formar parte de nuestro trabajo (porque te garantizo que sí va a entrar, queramos o no), sino cómo vamos a adoptarla y adaptarla a nuestras necesidades profesionales y a las de nuestros pacientes.

Este artículo busca acercar la inteligencia artificial a la farmacia desde un enfoque divulgativo y práctico, mostrando qué aplicaciones ya son posibles, cuáles son sus limitaciones y cómo empezar a utilizarla de manera ética y responsable. Todo desde la perspectiva de una persona que la utiliza en su día a día para todo (o casi todo).

Inteligencia artificial en la farmacia comunitaria

Pero bueno, no le des más vueltas. ¿En qué utilizas la inteligencia artificial en tu día a día? Pues precisamente, aquí reside su mayor virtud y su mayor problema: para todo.

Con frecuencia, vemos en las noticias titulares de grandes algoritmos que consiguen aumentar el número de diagnósticos efectivos de alguna enfermedad (como ocurre con el melanoma) pero, creo que esto no debería ser en lo que nos fijemos nosotros. La aplicabilidad es mucho más terrenal y más rutinaria. A día de hoy, con las soluciones que hay en la nube, no es necesario tener grandes infraestructuras. Solo se necesita una suscripción a alguna de las múltiples IA que hay actualmente (y ni eso, como veremos más adelante).

Uno de los primeros terrenos donde se percibe su impacto (y claramente el más codiciado por los farmacéuticos) es en la organización interna de la farmacia. La gestión del stock, por ejemplo, ha dejado de ser una cuestión basada únicamente en la intuición o en la experiencia acumulada. Yo suelo decir que no tengo ni idea de gestión puesto que soy farmacéutico, no administrador de empresas. Los sistemas de inteligencia artificial son capaces de analizar históricos de ventas, detectar patrones estacionales e incluso anticipar picos de demanda en función de variables externas como la climatología o las campañas de salud, pudiendo parametrizar de cierta manera cosas intangibles. Esto nos permite reducir las roturas de stock y evitar acumulaciones innecesarias, optimizando recursos y mejorando la gestión de la farmacia. A ello se suma la posibilidad de automatizar tareas administrativas que consumen mucho tiempo, como la elaboración de informes, notas internas o protocolos, liberando al equipo para dedicar más atención a la labor asistencial. Redefine por completo la forma de trabajar, dedicando menos tiempo y menos carga mental a cosas que no quieres hacer y pudiendo centrarte en lo importante: el paciente.

Pero la utilidad de la inteligencia artificial va mucho más allá de la gestión. Donde yo creo que va a tener mayor impacto (o donde debería tenerlo) es en las capacidades clínicas del farmacéutico. El análisis de datos clínicos abre la puerta a identificar patrones que pueden orientar intervenciones en seguimiento farmacoterapéutico o en la detección precoz de riesgos, mucho antes de que estos se materialicen. Va a permitir desarrollar intervenciones estandarizadas más seguras, más robustas y de mayor calidad. Además, la inteligencia artificial ofrece un acceso inmediato a resúmenes de artículos científicos (incluso en otros idiomas) y a actualizaciones sobre medicamentos, facilitando la formación continua y permitiendo que el farmacéutico esté siempre al día sin invertir tantas horas en búsquedas interminables. Actualizar ahora un PNT de un servicio sobre hipertensión, por ejemplo, se hace en segundos al contrastarlo con alguna nueva guía clínica.

También está empezando a transformar la comunicación con el paciente. Con estas herramientas es posible generar, de forma rápida y sencilla, materiales divulgativos adaptados a cada necesidad: desde un folleto que explique cómo tomar correctamente un tratamiento hasta aplicaciones desarrolladas para cada persona. La IA también facilita la educación sanitaria, elaborando contenidos claros y accesibles que ayudan a los pacientes a comprender sus patologías y tratamientos, implicándolos de una forma más proactiva en sus procesos de salud. Incluso en la dimensión digital, puede servir de apoyo para gestionar la presencia de la farmacia en redes sociales, asegurando que la información que compartimos sea rigurosa, atractiva y coherente con nuestro papel sanitario. También elimina por completo la barrera idiomática existente en muchos casos, lo que permite realizar recomendaciones personalizadas en cualquier idioma.

Todos estos son usos incipientes, que tarde o temprano todos iremos adoptando de manera progresiva.

Limitaciones y consideraciones en el uso de la inteligencia artificial

Aunque la inteligencia artificial ofrece un abanico amplio de posibilidades para la farmacia comunitaria, conviene detenernos en sus limitaciones. El entusiasmo tecnológico (o el “hype” como dicen los de la generación Z) no debe hacernos olvidar que estas herramientas son solo un apoyo y que requieren siempre la supervisión y el criterio profesional del farmacéutico. No hablamos de soluciones mágicas, sino de sistemas que, bien utilizados, pueden optimizar nuestra práctica diaria. Pero mal empleados, también pueden generar problemas. ¡Pobre de aquel que entregue un informe de derivación al médico sin revisarlo de forma previa!

Una primera limitación es la fiabilidad de la información. La IA generativa, por ejemplo, es capaz de elaborar textos coherentes y atractivos, pero no siempre verídicos, más allá de las famosas “alucinaciones”. Existe el riesgo de que incluya datos desactualizados o directamente erróneos, por lo que es imprescindible contrastar cualquier resultado con fuentes científicas y oficiales. En mi experiencia, a menudo propone actuaciones que yo no realizaría o definiciones que no considero del todo correctas.

También debemos considerar las cuestiones legales y éticas. El uso de datos de pacientes requiere un cumplimiento estricto de la normativa de protección de datos y de confidencialidad. No nos olvidemos de que herramientas como estas se ejecutan en ordenadores que muchas veces están fuera de la UE y que incluso dicha información se emplea para entrenar a los diversos modelos. No basta con usar la herramienta: debemos asegurarnos de que la forma en la que la empleamos cumple con las garantías necesarias. A nadie le gusta que metan sus datos en sitios donde no se debe. Además, la dependencia excesiva de estas tecnologías puede generar un dilema ético: ¿hasta qué punto debemos delegar en un algoritmo decisiones que afectan a la salud de las personas? Yo estoy en contra de este punto. Debo ser yo el que toma las decisiones y el que piensa lo que vamos a hacer mientras que estas tecnologías trabajan en segundo plano para acelerar el trabajo.

Podemos resumir las principales consideraciones en cuatro puntos clave:

  • Supervisión humana constante: la IA nunca sustituye al criterio del farmacéutico.
  • Verificación de la información: todo contenido generado debe contrastarse con fuentes fiables.
  • Confidencialidad de datos: proteger la información sensible de los pacientes es una obligación legal y ética.
  • Uso responsable: emplear la IA como complemento, no como sustituto, manteniendo siempre el valor humano de la atención farmacéutica.

En definitiva, la inteligencia artificial puede ser una gran aliada si se emplea con responsabilidad. El reto no es tanto aprender a utilizarla técnicamente, sino integrar su uso dentro de un marco profesional que priorice la seguridad del paciente, el respeto a la normativa y la preservación de la esencia asistencial de la farmacia comunitaria.

¿Cómo empiezo?

Empezar a usar la inteligencia artificial en la farmacia no tiene que ser algo complejo. De hecho, estas empresas pretenden que sea todo lo contrario: fácil de usar por cualquiera. Lo mejor es hacerlo poco a poco, probando y aprendiendo sobre la marcha:

  • Comienza con tareas sencillas, como pedirle un resumen o un borrador que luego revises tú mismo. Intenta resolver incluso cosas que ya tengas hechas en la farmacia para ver cómo lo gestiona la inteligencia artificial y qué resultados te da.
  • Verifica siempre la información, contrastando con fuentes fiables.
  • Explora distintas herramientas para descubrir cuál se adapta mejor a tus necesidades. Hay una gran variedad de herramientas, ninguna es mejor que otra en absolutamente todo. Lo mejor es que las pruebes para tus usos en concreto.
  • Cuida la privacidad de los datos: nunca introduzcas información sensible de pacientes. Esto es fundamental para un correcto desarrollo de la profesión.

La idea es simple: usar la IA como un apoyo que te ahorre tiempo y te dé nuevas ideas, sin perder nunca el criterio profesional ni la cercanía con el paciente.

BONUS TRACK: el regalito. 5 IAs (o funciones) gratuitas que puedes usar desde YA

Sin más rodeos, te doy estas herramientas que me parecen estupendas para empezar a trabajar sin que tengas que pagar, sobre todo, para que puedas ir investigando por tu cuenta:

1. Proyectos de ChatGPT: Es de las funciones más avanzadas que existen dentro de ChatGPT. Funcionan como los famosos GPTs (tus propios asistentes de IA) pero además, con funciones avanzadas. Son gratuitas desde hace muy poco. Solo tienes que registrarte en ChatGPT y lo puedes usar desde cero.

2. NotebookLM: Es una herramienta con IA, un cuaderno inteligente para el estudio y el aprendizaje. Es totalmente interactivo. Le metes las fuentes de un tema que tú quieras y te desarrolla una herramienta de consulta en vivo. Te genera vídeos con presentaciones, un audio podcast de ese tema, mapas mentales, guías de estudio… una pasada cuando quieres estudiar o aprender algo sobre un tema o bien, tener una base de datos de consulta rápida.

3. Gemini: Es el “Chat GPT” de Google (y su principal competidor actualmente). Es muy pero que muy interesante. La versión gratis prácticamente no tiene limitaciones, con modelos bastante potentes y pudiendo usarlos muchas veces. A destacar la función Deep Research o investigación profunda, la cual nos permite informarnos de un tema en concreto de forma experta. También permite hacer de forma gratuita los “GEMS” (Equivalente a los GPTs). Incluso te permite usar el famoso modelo de generación de imágenes “Nano Banana” hasta 100 veces al día (modelo de generación de imágenes con el cual se han elaborado algunas de este post).

4. Lovable: No es de las más destacadas ni de las que más aplicabilidad tienen en farmacia, pero me parece de las más llamativas. Básicamente, es una inteligencia artificial que te desarrolla y programa páginas web de todo tipo: desde la página de la farmacia, hasta tu propia plataforma asistencial o bien, tu propia app para gestionar los encargos de la farmacia. Puedes en la conversación usar hasta 5 interacciones por día con un máximo de 30 al mes. Es ideal para orientarte y coger ideas si quieres montar alguna herramienta digital.

5. Perplexity: Aunque no es de mis primeras opciones, la he tenido que introducir porque están regalando actualmente un año de suscripción PRO de forma totalmente gratuita. Es una herramienta estupenda para la búsqueda de información. Básicamente, es un buscador con inteligencia artificial avanzada pero también tiene otras funciones avanzadas como Investigación Profunda y el equivalente a los GPTs o GEMs. Todo de forma totalmente gratuita. Únicamente tienes que tener una cuenta de Paypal (si no la tienes te la haces y, según sus condiciones, puedes solicitarlo). Solo tienes que acceder a este enlace.

12 min read|Published On: 23/09/2025|Views: 315|

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